Con la mano en el corazón puedo decir que estos 25 días en Marruecos han sido una de las mejores experiencias de mi vida y he aprendido que viajar a un país para conocerlo no es hacer turismo y ver 4 monumentos de la ciudad. Es integrarte en sus costumbres, en su forma de vida, escucharles y sentirles. Soy la primera que venía con ciertos prejuicios ya construidos hacia este país y sus ciudadanos y sobre todo, en los tiempos que corren, por lo que nos cuentan y quieren que creamos, pero nada más lejos de la realidad. “¿te vas a Marruecos? ¿dos chicas solas? Tened mucho cuidado, no os fiéis de nadie, las cosas no están nada bien por ahí”… Y sí, me he ido a Marruecos, dos chicas solas, me he fiado de la gente, he visto como está el mundo por aquí y volvería una y mil veces más. He aprendido y mucho, he oído muchas cosas “hacer un voluntariado es algo egoísta, es para sentirte bien tú mismo, un voluntariado tan poco tiempo hace mal a los niños, es como darles un caramelo y quitárselo. Es cierto, hacer un voluntariado es egoísta, porque reconozco que me voy con más cosas aprendidas yo de las que haya podido dar, todas esas sonrisas y esos abrazos, esas canciones… pero aunque haya sido por un breve periodo de tiempo, sé que un trozo de mi, de mi tiempo y de mi vida se lo he dado a ellos, poniendo todas mi ganas, cantando esas canciones y provocando esas sonrisas. He aprendido, he aprendido que empatizar y querer ayudar no es darles lo que nosotros en nuestra vida necesitamos, es conocer lo que ellos necesitan e intentar dárselo de la mejor manera. Por supuesto, sigo sin compartir ciertos aspectos de esta cultura, pero también me he dado cuenta que no comparto muchos de la nuestra, y que al igual que ellos tienen que aprender, a nosotros también nos queda mucho. Es impresionante ver el apoyo comunitario que se dan entre ellos, la gran familia que son, que cuando menos tienes más das. Justo como nosotros, vamos. Es cierto que quien más cambia haciendo un voluntariado es el propio voluntario, y su verdadero poder transformador empieza realmente cuando vuelve a su casa y se percata de la burbuja donde había vivido. Es entonces cuando te das cuenta que no has hecho un gran cambio ahí, pero intentarás implicar a otras personas que a la larga harán otros pequeños cambios. Crea una gran impotencia no poder explicar con palabras las sensaciones y emociones que he sentido en estos días, cada día, con personas diferentes, lugar diferentes… Sólo puedo dar las gracias, gracias a Errachidia, gracias ElBassma, gracias a cada niño, a cada voluntario, a cada árabe, bereber, cada ciudad nueva conocida….
Para siempre una parte de mi Marruecos, y yo, espero que una parte de la tuya.
Andrea Dmngz